Mi Quijotesca hazaña es hacer que me veas, con mi lanza bajando estrellas para dártelas. Un camino de símbolos a tus pies pongo ahora, querida Dulcinea. Que mi fiel compañero de ausencias te lo diga: si no he ensartado letras como quien cuenta días para que me leyeras y así, me dieras vida. Esta noche sin luna en la que me refugio es el silencio con el que me ignoras. Pero yo seguiré, más allá de estas líneas, reclamando una aurora. Con mi fiel Rocinante y mi fiel escudero: mi portátil, lector, y mi saco de sueños.
Microrrelato finalista en la primera ronda (47 primeros micros) en el VI Certamen Literario Canyada D’Art.
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