
Hace calor. Aún no he dejado de ser Eilen. Miro la guía de viajes y los diferentes horarios. Próximo destino: Chambéry. Estación de Challes-les-Eaux. Catorce horas desde Madrid y transbordo a mitad de camino. Podría coger el avión hasta el aeropuerto de Lyon, pero necesito ese tiempo. No tengo prisa. Me gusta el tren, aprovecharé para embeberme de información sobre el lugar. También para despojarme del recuerdo de Glasshouse, de la sumisa voz de Eilen y su triste peinado… Hace calor. Espero verme bien con el pelo claro. Después de una semana aquí aún me siento sin fuerzas. Lo peor es siempre este momento, en el que me despido de mi misma. Mañana olerá a nuevo y todo volverá a comenzar: Eilen, Alice, Verónica, Janet, María… todas ellas habitan en mi piel, transpiran por mi cuerpo y asoman a través de mis ojos. Hace calor. He de prepararme para esta cita a ciegas. Otro lugar. Otros rostros. Hasta que, al fin, llegue el día en que decida quedarme y ser solo una. Ahora me llamo Denise. Algún día me llamaré Aurora…
©Manoli VF
Texto basado en la imagen, elaborado para el blog de escritura creativa Nosotras, que escribimos.
http://nosotrasqueescribimos.blogspot.com.es/2017/03/proximo-destino.html
Una mujer frente a un destino que cambia constantemente, que, por algún motivo, siempre está de paso y no acaba de asentarse en ningún lugar.
Buen texto para acompañar esta obra de Hopper, donde, de alguna forma, siempre se resalta la soledad.
Un abrazo, Manoli
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Muchas gracias, Ángel, por ese análisis tan profundo y certero. Siempre das en la diana, es verdad que en este cuadro la soledad aflora por todos lados..
Abrazo grande.
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Ya te lo he dicho, me gusta la lectura que haces de las imágenes. Aquí, en pocos trazos creas una atmósfera, un personaje. Con la reiteración de “Hace calor”, los nombres de los lugares o de las personalidades… Estar en todas partes y en ningún lugar, condición misma del ser humano. Un nombre en cada estación. Me recuerda un poco a lo que hacemos los que escribimos en internet, ja ja
Muchos besos. Hasta el próximo
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Eso es exactamente lo que quise transmitir, Isidoro: ese vagar, aquí y allá; ese ser y no ser, ese cambiar. Presento un personaje que siente el abatimiento de cambiar de piel una y otra vez, en ese momento en el que se para y “hace calor” el calor es una metáfora, hace referencia a la combustión, a la quema, al comienzo.
Sobre todo, me encanta que “hayas leído” tan bien lo que narro de forma imprecisa.
Gracias por tu valiosa compañía.
Mil besos. 😉
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