A la luz del candil teje y desteje cojines, mantas. Borda sueños cuyos hilos invisibles no se atrapan.
Sale a volar cada noche. Sube a las altas montañas donde el silencio es de oro y de plata las palabras. Regresa al amanecer y entra despacio en la casa, arropa a sus dos sirenas y desteje sus pisadas.
Está en nuestros corazones. Quiere que abramos ventanas, que dejemos entrar aire puro y a ella irse con el alba.
A mi hermana T.
Cuánta poesía y cuánto amor encierra esta dedicatoria. Quizá habrá que abrir esas ventanas. Precioso relato.
Besicos muchos.
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El amor está a nuestro alrededor, Nani. Me da mucha pena que a veces no sepamos verlo ni demostrarlo.
Un beso
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A veces, nos cuesta decir las cosas más hermosas a las personas que más amamos. Un fuerte abrazo!
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Nos cuesta amar y demostrar, sí, David, pero si estamos receptivos siempre encontramos por el camino a seres excepcionales que nos enseñan a hacerlo.
Muchas gracias, compañero.
:*
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