Ciento en la mano…

 

«Hay días en que no puedes creer en el ser humano
días en que la estupidez crece hasta rebasar el techo
del mundo y envolver el planeta en una nebulosa tóxica.
Días en que las grandes preguntas se responden solas
y dices para qué
para qué buscar vida más allá de esta vida
transportar el virus de la estupidez por toda la galaxia
y sentir que una gran masa de zombis camina
buscando absurdas recompensas
por todos los jardines de Hamelin mientras suena la flauta…»

 

MVF

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El silencio de la montaña (Conversaciones con la montaña III)

Lloro mansamente mi humanidad. A la vera de la montaña me he acercado para llorar. Lloro por la arrogancia que he sentido. Por pensar que, por un momento, podía cambiar las cosas. Por creer que  el tiempo, el espacio y la forma significaban algo. El silencio me enseña a verme: tan pequeña,tan diminuta y tan metida en el centro de la corriente que no puedo distinguirme.

La montaña me escucha y me habla. Me dice:

-No importa, nada es tan importante, ni siquiera tú.

Conversaciones con la montaña II

En silencio acudo a la montaña, para escuchar mi propia voz, preguntándome:

– ¿Qué fue lo que quisiste?

– Nada. Vanidad de vanidades. Aire.

-¿Por qué sigues, entonces, en la rueda del desear si cuando llega lo que deseas ya saltas a otra cosa?

-Porque mi corazón me engaña.

-¿No será tu ego?

– ¿Cómo puedo diferenciarlos?

– Porque el ego disminuye lo que obtienes empujándote siempre a desear otra cosa.

-¿Y el corazón?

– El corazón vive el momento y aguarda con paciencia, sin juicio.

En la montaña la paz es silencio.

-Montaña, dime: ¿Por qué no conoces el desasosiego?

-Porque el desasosiego sólo vive en lo que se descentra y yo nunca  salgo de mi centro.

-¿Por qué salgo yo del mío?

– Porque no sabes cuál es tu centro.

Conversaciones con la montaña I

– ¿Montaña eres feliz?-

-Soy una montaña.

-Y ¿No querrías a veces ser cualquier otra cosa?

-Para qué, si ya soy una montaña.

-Yo soy humana y a veces deseo ser otra cosa…

-Ah! pero eso es por tu propia naturaleza. Tú ya fuiste todas las cosas, por eso no te identificas con ninguna plenamente.

-Si he sido todas las cosas…¿Por qué soy humana ahora?

– Porque es lo único que te resistes a ser.