Alicia a través del espejo o el tiempo en Underland

 

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Cuando el día se convierte en noche y el cielo se convierte en mar, cuando el reloj suena pesado y no hay tiempo para el té. Y en nuestra hora más oscura, antes de mi rima final, ella regresará a casa en el País de las Maravillas y hará retroceder las manos del tiempo.

Alicia a través del espejo (Lewis Carroll)

 

En la novela de Lewis Carroll, Alicia encuentra, a través del espejo, el camino para acceder  a otro mundo alternativo en el que su alter ego está inmerso en una vida similar a un tablero de ajedrez, en el que las diferentes piezas van configurando, con sus movimientos, el avance o retroceso del juego y el final de la partida.

Esa distorsión produce, al igual que su reflejo, que la apariencia de las cosas esté invertida. Alicia emprende un viaje en el tiempo para intentar cambiar el destino del sombrerero y ayudar a la familia de este. Pero ese viaje iniciático y solitario de la niña se ve condicionado por las diferentes piezas o personas que interaccionan en la historia con sus movimientos.

Los personajes que Alicia encuentra en su camino a lo largo de la historia son extremos. Por una parte está la Reina Blanca, que le explica que en el tiempo del espejo todo sucede desde adelante hacia atrás, y, por otra parte está laReina Roja, que personifica la ambición desmedida. En el medio de ambas reinas está el Rey Rojo que se pasa toda la partida dormido, lo cual lleva a Alicia a afirmar cuando despierta que todo fue un sueño del mismo rey o de ella misma:

“El Rey Rojo fue parte de mi sueño, pero también es cierto que yo formé parte del suyo”

Carroll abre con su cuento una puerta que nos muestra la vida como una especie de obra ilusoria en la que lo absurdo es muchas veces la respuesta a las preguntas más serias, porque solo desde lo absurdo se llega, por antítesis, a la coherencia imposible de que todo es relativo.

El determinismo que muchos han visto en su obra solo es un reflejo más del abanico que Carroll despliega, abanico cuyos colores pueden entreverse en el diálogo entre Alicia y el sombrerero:

“Sombrerero Loco: En los jardines de la memoria, en el palacio de los sueños, allí es donde tú y yo nos encontraremos.

Alicia: Pero un sueño no es la realidad…

Sombrerero Loco: ¿Quién puede decir cuál es cuál?”

 

Manuela Vicente Fernández 

Artículo publicado en La pajarera Magazine

(15/02/2019)

Un cuarto propio o la hermana ficticia de Shakespeare

El hecho de que allá por 1929 una escritora llamada Virginia Woolf se atreviese a publicar   el ensayo titulado Un Cuarto Propio, en el que analizaba las dificultades de las mujeres escritoras de la época para adentrarse en el mundo de la publicación careciendo del respaldo, no ya económico, sino social  y editorial para que se apostase por sus obras, es  algo que nos invita, casi noventa años después, a reflexionar sobre lo que la autora proyectaba que podía llegar a ser la literatura femenina en los tiempos venideros.

Al final del libro, Virginia lanza un mensaje que es, a la vez, una exhortación y una premonición sobre los tiempos futuros. Un mensaje claro, conciso:

 Porque yo creo que si vivimos aproximadamente otro siglo —me refiero a la vida común, que es la vida verdadera, no a las pequeñas vidas separadas que vivimos como individuos— y si cada una de nosotras tiene quinientas libras al año y una habitación propia; si nos hemos acostumbrado a la libertad y tenemos el valor de escribir exactamente lo que pensamos; si nos evadimos un poco de la sala de estar común y vemos a los seres humanos no siempre desde el punto de vista de su relación entre ellos, sino de su relación con la realidad; si además vemos el cielo, y los árboles, o lo que sea, en sí mismos; si tratamos de ver más allá del coco de Milton (…) entonces, llegará la oportunidad; y la poetisa muerta que fue la hermana de Shakespeare recobrará el cuerpo del que tan a menudo se ha despojado. Extrayendo su vida de las vidas de las desconocidas que fueron sus antepasadas y como su hermano hizo antes que ella, nacerá.”

La hermana ficticia de Shakespeare, la misma que, de haber nacido en el mismo seno familiar y condiciones que él,  se habría visto privada de las ventajas de la educación, negándosele la posibilidad de escribir y de ser, en definitiva, una mujer diferente a la que se esperaba que fuese.

 Pero ahondando en el ensayo de Un Cuarto Propio y tratando de ir un poco más allá del análisis de la literatura actual femenina, podemos ver que,  más allá de la figura de la mujer como escritora y persona que puede desarrollar plena y libremente sus facultades, en el mensaje de Virginia Woolf subyace otra invitación mucho más amplia. La invitación,  extensible a todo ser humano con independencia de su género o condición, a vivir la propia vida, sin sujeciones a su sexualidad o demás prejuicios sociales. Porque Un Cuarto Propio lo que viene a reivindicar es, en esencia, el derecho inalienable e intransferible de cualquier autor a tener licencia creativa y la suficiente libertad personal para profundizar en la expresión de su propio arte.

 

Manuela Vicente Fernández

 

ARTÍCULO ELABORADO PARA EL DIARIO DIGITAL EL HUMANISTA (21/03/2018)