Pídeme que escriba

Pídeme que escriba
no me pidas manteles
llenos de platos
plantas que morirán de hastío
fiestas llenas de gente solitaria
acomodos de nidos.
Pídeme que destape
mi frasco de las letras
y las deje caer entre mis dedos
en busca de un destino
que pronto olvidaré.
Pídeme que escriba.
Y yo escribiré sobre los árboles,
los postes, las murallas,
sacaré del armario
mi ruidosa letricia,
inventaré vocablos
desterraré gerundios, participios,
sembraré por el mundo
adverbios, conjunciones
vestiré de diario los pretéritos
regalaré sin miedo infinitivos.
Pídeme que escriba.
Y busca mis palabras por la casa
en servilletas, en papel de horno
en la contraportada de los libros,
sobre el aparador,
sobre las sábanas,
en constante derroche
y desatino,
guarda las que tú quieras para ti
y déjame escribir
libre y fecunda.

mvf©

Poesía también es esto

La arquitectura de mi cuerpo
intenta resetear sus ruinas
colorea las grietas cual si fuesen
alegres serpentinas de una absurda
celebración de la herida.
Gime en sus bisagras oxidadas
imitando un canto tan antiguo
que resulta casi ininteligible.
Si yo fuese un animal de presa
rastrearía esta herrumbre de sangre
tan cuajada, tan hecha de barro
que confunde al hocico más diestro.
Pero soy un cuerpo formado
de otros cuerpos,
un aquelarre de articulaciones
que perforan la carne en el intento
de sujetar los huesos a su sitio.
Y basta.
Mi arquitectura nació vieja
remodelar este habitáculo es como
la metáfora que intenta
drenar el lodo de la ciénaga.
Si yo fuese un insecto
este pantano me sabría a un oasis
aún siendo un imperio de mierda
que alimentaría a millones
de mi especie.
Reivindicad las ruinas, dice alguien,
empoderad el miedo y el destierro
pero no, que aunque la belleza del destrozo sea perfecta
y el corte inigualable
falta el tino que le de nombre a esto.

mvf©

Silencios

Segunderos de nada

componen los minutos

sueltas ramas de viento.

en brazos de los árboles

Sabes que no soy yo

quien ocupa este cuerpo

la víspera de tu nombre.

Música ciega de una larga noche.

#23/04/2023

DECREACIÓN

De qué escribir
Ahora
que me parece seco el pozo
de la inspiración
Ahora que han caído
todas las torres
y los pájaros sierran sus alas
al acero sin canto,
y las heridas
repudian su dolor.
Cuando ángeles entierran sus coronas,
y princesas arrojan sus laudes
al cielo
de los santos sin Dios.
Dime,
a qué ojos miraré que su vacío
me motive a escribir
de campos yermos y espigas sin trigo,
de niños huérfanos y madres sin reloj
de huéspedes sin casa o invitados sin mesa,
de horas sin segundero
o plañideras sin ningún pagador.
Y no es la lástima
Ni la ira
Ni la pena
Ni siquiera
la última compasión
Son los versos sin ritmo
vestidos sin cintura,
motores sin motor.
Porque no sabes
que en el país de las letras
las vocales
han perdido a mis ojos el color
e incoloras
circulan por el aire
vagas,
rotas,
cual fantasmas sin voz
me rozan
se insinúan
sin que mi cuerpo pueda
reaccionar a su frío
su calor,
porque he pasado un tiempo
una frontera
y no hablo su lenguaje
ya no soy
la que era,
la que escribía de cosas muy pequeñas,
y decía: hambre, frío,
labio roto, armazón
y al decirlo entreabría
puertas de armarios muy oscuros
que atravesaban mundos,
hacia secretas Narnias
porque yo
misma era una hada,
un elfo,
un duende
y ahora solo soy
aquella que va buscando letras
para escribir un algo
que no es
ni verso ni poema
ni opereta
solo DECREACIÓN.

©mvf

Deconstrucción

La muerte te construye
al destruirte.
Torna el viento a traer
tu rostro más feliz,
tu edad más joven,
cuando eras solo ayer,
cuando el mañana
era un alegre porvenir.
La muerte te viste ante mis ojos
con tu mejor sonrisa
con tu mejor humor.
Te construye después de derribarte,
decrea sobre tu faz para crearte
en cada nueva célula,
cada semilla, cada instante
que florece a la vez.
No te roba la muerte,
solo integra en los árboles,
los caminos, la vida,
cada parte de ti.
Tus gestos se posan en las alas
de cada tarde de septiembre,
retozan en el útero incipiente
de cada nuevo abril,
tu risa estalla libre entre las nubes
y te siento escribir en mi papel.
Cada día te descubro y te renombro.
A veces no se entiende que la muerte
es tan solo otra forma de vivir.

©mvf

16/09/2022

Hoy para ayer

Trescientos noventa días

para aprender a redefinir lo inaprendido,

lo inaccesible

y saber

que no hay día ni noche capaz

de contener lo incontenible.

La no fiesta convertida en no olvido

que es como un cuerpo en vertical

precoz interrogante ante una lluvia

que empapa y no se ve.

Va siendo hora de quererte en el vacío

en el hueco del tiempo

en el envés

como quien borda hilos invisibles

o aprende a andar sin pies.

Sé que no importa ahora

y sin embargo

el hoy toma su espacio, crece, llora,

se desdobla a sí mismo en el ayer.

01/09/2022

#noSesenta

1/09/2022

Agosto (III)

Barreré las cortinas de los días
contando
mis dedos al trasluz,
hay dedos invisibles que suman
su aura a los míos alentando
cromáticos contrastes
que derivan
a un ocaso de tul.
Siempre es de noche
en la mitad del día
siempre hay un fondo
que queda por cubrir
como pozo que mana desde el hueco
que no alcanzan las manos a medir.
Y no lo sabes.
Nunca lo sabes
aunque intentes llegar a percibir.
No son los ojos de estas calaveras
los que alcanzan a ver lo inadmisible
solo los dedos al abrirse
se suman en rosarios invisibles
dando cuerpo a la luz.

15/08/2022

Fotosíntesis

Descolgada del árbol que amanece

como mirlo perdido entre la nieve

o huracán descompuesto entre la selva

abro los días como quien abre puertas

que aparecen tapiadas a cemento.

Mis manos desgajadas cual las alas

de una herida paloma entre la niebla

tantean silenciosas, tercas, vanas,

de arrancar la corriente que no mana

de la fuente que, yerma, luce seca.

Huida del calendario y la costumbre

refugiada en el frasco que urde sueños

tejo tapices de color violeta,

donde yace el silencio.

Más no habrán de quitarnos nuestra casa,

ese hogar donde la paz crece en el huerto

por más que afuera la tormenta bata,

inútilmente contra el desconcierto.

Agosto (I)

Al final de la noche,

en el hueco del hambre

cuando ángeles recogen

las palabras no dichas

los silencios acordes,

cuando duerme la vida

cuando vive la muerte

al final de las horas,

cuando tan solo quede

ese poso infinito

que alimente a las sombras,

te espero

Como nota a la música

como lluvia a la tierra.