Silencios

Segunderos de nada

componen los minutos

sueltas ramas de viento.

en brazos de los árboles

Sabes que no soy yo

quien ocupa este cuerpo

la víspera de tu nombre.

Música ciega de una larga noche.

#23/04/2023

En el centro de mi tierra

Hay una espina en el centro de mi tierra.

Yo la riego en espera de sus pétalos,

Se que hay espinas que florecen

aunque este sea el tiempo de la ausencia.

Hay una espina que fue rosa un día

que ha perdido su flor más no su aroma

su sangre creó un mar de lava ardiente

que fue sal y vinagre a nuestra herida,

nunca olvidé el dolor, la llaga abierta,

las palabras no dichas.

Nadie ama sin dolor, el amor es la espina

de lo que no fue dado, de la rosa

que eternamente vive.

07/05/1992

07/05/2022

Hastío

Quizás exista un árbol
que no parezca un árbol,
que sea igual que un pájaro,
que una flor entreabierta
que se sienta árbol solo
cuando quiere estar quieto,
y encamine sus ramas hacia
el desnudo limbo
de las múltiples formas
que aún no han sido creadas.
Quizás ese árbol sea un árbol solamente
cuando así lo pensamos
y él se sienta en su savia
un todo indefinido,
un anhelo risueño o una pluma de ave,
porque solo se adquiere conciencia
en la mirada que nos ve
y solo vive aquello que es nombrado.
Quizás,
si yo me siento una pregunta muda
una rueda que gira
o un cuerpo desligado
del lenguaje,
pueda ser todavía
ese verso imposible,
ese jueves perdido,
ese beso no dado.

MVF©

Cisnes de viento

Yo he visto a un cisne
volar sobre el ocaso del agua,
bordeando la aureola del viento,
cimbreando,
con la ambición de los inocentes,
cadencias de luz entre sus plumas,
al borde del infinito ensamblado
en las ramas del único árbol superviviente.
Sí. Yo he visto a un cisne
volar sobre el ocaso del miedo,
dibujándole alas a la vida,
sobre un oceáno de incertezas.

MVF

Foto robada del muro de Rafa Sastre

Alén da noite

Alén da noite

No alento das feras late o mundo,
palpebras abertas que esquecen
que algunha vez o vento foi suave
brisa acunando a esperanza dos dormentes.
No alento da bestia bufa a noite
na procura dos sonos baixo chave,
bate nas portas, repenica nos cristais,
treme nos beizos que o bicar se abren.
Pero diante do medo un neno brinca,
salta os chanzos do tempo, xoga, amosa
no sorriso dentiños de leite
que espantan gárgolas e bestas derrotan.

Más allá de la noche

En el aliento de las fieras late el mundo,
párpados abiertos que olvidan
que alguna vez el viento fue suave
brisa meciendo la esperanza a los durmientes.
En el aliento de la bestia gime la noche
en búsqueda de sueños bajo llave,
llama a las puertas, repica en los cristales,
tiembla en los labios que al besar se abren.
Pero por delante del miedo un niño avanza
saltando los peldaños del tiempo,
juega y muestra
en su sonrisa tiernos dientes de leche
que espantan gárgolas y derrotan bestias.

MVF©

A contraluz

Otra noche despierto para verte. Tal como eres.
Como nunca fuiste.
Hay que amar mucho para poder verse
en esa desnudez que no mostramos,
en ese cuerpo a cuerpo que se duerme
sin dejarse ver. Apenas,
dejas un haz de luz que vas perdiendo,
que se alinea en forma de luciérnagas,
perlas que yo recojo sin decírtelo
para alumbrar tu sueño de durmiente.
No hay noches más cortas que esas noches
en que, cerca de ti, velo tu ausencia
ese vago partir, cual un ensayo extraño de la muerte.
Te amo tanto que he querido olvidarte
cerrar los ojos cuando estás durmiendo,
mirar hacia otra parte, convencerme
que siempre has sido el mismo
que amanece a mi lado sin verme.
Y, sin embargo, cuántas noches mirándote
dormir a contraluz me ha parecido verte
abrir los ojos, decirme: estoy aquí.
Aún no me olvides. Yo también estoy viéndote.

 

Poema elaborado para la web de Zenda libros bajo las bases del concurso #poemasdeamor

Recreación by Richard Tuschman de la obra de Edward Hooper «Windows seat»(pink bedroom)

 

 

 

 

 

 

Rutinas

El ala de tu beso es un ala que suena

igual que esas viejas cometas

que llevan tiempo guardadas

y parecen crujir al desplegarse.

Me besas y me llevas

presa en tu boca hasta mediodía

como esas letras que se caen de los renglones

y aparecen raídas en los bolsillos

cual migas diminutas.

En la comisura de tus labios resbalo

hecha un hilo de sueño

que tu animas

despiertas, muerdes, buscas

para llenar los huecos de las horas

como pasta de chicle, nicotina,

caramelo de café con leche

que baila lentamente en tu lengua

día tras día.

El ala de tu beso es un ala quebrada

que atestigua el recuerdo de mi fuga.

 

Manuela Vicente Fernández ©

 

Poema publicado en la revista Valencia Escribe, en el Número de Enero 2018

Valencia Escribe

 

 

 

 

Masa.

Una masa camina detrás de un lobo.

Son ovejas que, mansas,

agachan sus cabezas.

Dice el lobo:

«Seguidme, que soy vegetariano.

Os daré pastos verdes

y prados interminables.»

Y las ovejas creen

en el lobo rehabilitado.

Porque el pastor sacrifica

a sus corderos

y vende su lana en el mercado.

Las ovejas van en fila

detrás del lobo

y hay alguna que sueña, aún,

en conquistarlo.