A las puertas del tiempo

Decía Borges que la vida
siempre devorará los recuerdos.
Eso pasa porque los recuerdos,
son como capas de lasaña:
se superponen.
Al huerto cuidado y florido,
sigue la maleza impenetrable,
la decadencia.
A las casas vivas y aireadas
sigue el rastro de la carcoma,
la humedad extendiéndose.
A la carne rosada y tersa
sigue la flacidez,
el surco trazado por el tiempo.
Es por eso que las casas
han de venderse,
los huertos trabajarse,
la carne disfrutarla
y la memoria
echársela a los peces.

MVF©

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