Hoy para ayer

Trescientos noventa días

para aprender a redefinir lo inaprendido,

lo inaccesible

y saber

que no hay día ni noche capaz

de contener lo incontenible.

La no fiesta convertida en no olvido

que es como un cuerpo en vertical

precoz interrogante ante una lluvia

que empapa y no se ve.

Va siendo hora de quererte en el vacío

en el hueco del tiempo

en el envés

como quien borda hilos invisibles

o aprende a andar sin pies.

Sé que no importa ahora

y sin embargo

el hoy toma su espacio, crece, llora,

se desdobla a sí mismo en el ayer.

01/09/2022

#noSesenta

1/09/2022

In memoriam

No vuelve atrás el tiempo
aunque la voz en off
permanezca guardada.
Lazos en el cajón
y fotos amarillas.
Fechas,
como sudokus
arrojados al suelo,
se desordenan
mientras el dado gira.
Saltas a la rayuela,
tu voz se enciende
brevemente en la llama
del tiempo.
Nidos de golondrinas
que no te conocieron.
La matriz del silencio
guarda, inmisericorde,
el código de tu existencia
y lo ignora
lo entierra
lo transforma en cenizas.
Y la caja
con los lazos
las fotos
las fechas
la voz
–tu voz en off–
se cierra.

(Poema para una amiga)

21/04/2024

Viento y arena

Escucha,

la vida corre calle abajo,

late en el silencio de la noche

y se estira en las ramas de los árboles.

Su matriz tiene el don de lo fugaz

en la eterna cadencia que nos roza

tus ojos son los lagos de mañana.

Y es el hoy

ese reloj de arena que desgrana

las horas fugitivas

el que juega a fingir que nos separa.

Invertidos reflejos de otros mundos

nos anclan a la tierra que pisamos.

Y no importa

que este tiempo de hoy nos desdibuje

porque somos los ecos de mañana.

Estamos, estuvimos y estaremos

porque nada sucede y todo pasa.

Tiempo de kalanchoes

En el regazo de la tarde,
secas,
caen las cáscaras del tiempo.
Otra vez es otoño,
lava la lluvia los ayeres
y se lleva los sueños
que no fueron:
crisantemos azules
que no existen
y nadie compra
el día de los muertos.
Kalanchoes
apenas florecientes
guardan la entrada
de tu fosa.
Tu cuerpo de hojarasca,
seco, hueco,
no contiene tu risa:
libre ahora.

#poemasdeotoño

El musgo que cubre la piedra

La lluvia.
Como una metáfora
de las nubes de los ojos.
Yo escribo en la sala de espera,
mientras oigo llover.
Mis ojos llueven.
Bailan las letras sobre mis dedos.
El musgo que cubre la piedra
es el mismo
que la protege,
Recientes estudios demuestran
que el verdín depositado en los monumentos ejerce
una extraña función protectora
del daño de la luz.
Así es mi herida.
Sobre tu nombre escrito en piedra
yo acaricio el verdín y no lo quito
porque su grosor me recuerda
el tiempo sin ti
desde esta lluvia externa,
protectora,
que renueva la tierra.

#poemasdeotoño

Casa con fantasma

En cierta ocasión me mudé a una casa que tenía un serio trastorno de personalidad. Por aquel entonces yo no sabía que las viviendas podían tener tales afecciones, que consideraba propias del género humano.

Retomando el hilo del asunto de la casa, contaré que ya la primera noche que pasé en ella tuve la extraña sensación de que giraba sobre sus cimientos. Sé que se hace extraño de entender esto que cuento, pero no sabría explicarlo de otra manera. Ocurrió que, hacia la mitad de la noche, me desperté algo mareado y me levanté a la cocina en busca de una infusión para serenar el estómago. Fue entonces cuando escuché claramente la voz de la casa, pidiéndome disculpas por el cambio de eje. Para mi asombro, me contó que la habían trasladado de lugar de residencia y ahora formaba parte de un grupo de casetas de obreros a pie de carretera.

Intenté aventurarme en decirle que las casas no mudan de terreno, que, en todo caso, son los inquilinos quienes se trasladan, pero la casa no quiso escucharme y, como fuese que todavía me hallaba yo medio adormilado, opté por volver a la cama y olvidar la extraña conversación, no fuese que todavía estuviese soñando.

Mi sorpresa fue mayúscula a la mañana siguiente, cuando advertí, sobresaltado, al asomarme a la ventana de mi habitación, que la casa se retorcía entre una especie de cuerdas con las que intentaba amarrarse.

―Soy una carpa de circo ―me dijo―, espero que te gusten las atracciones.

En ese instante tuve claro que debía ponerme en contacto con la inmobiliaria Averno para llegar a un acuerdo sobre lo que pasaba.

―No nos hacemos cargo de lo que suceda durante su estancia ―me dijo el representante―: lo pone bien claro en las cláusulas de su contrato. Es responsabilidad suya lidiar con cualquier tipo de condena que esté pagando.

En las semanas siguientes, creí perder la poca cordura que me quedaba. Me despertaba cada día en un lugar diferente, según fuese la creencia dominante de la casa, que lo mismo creía ser un iglú en el Polo Norte que un chiringuito en Copacabana.

Harto me sería contar las peripecias que sufrí durante el tiempo que me hospedé en ella. Muchas noches pensé en aferrar la almohada y trasladarme a dormir a lo alto de un árbol. Lo hubiese hecho de no ser por mi temor a perder la propiedad, pues era de noche cuando la casa viajaba, y, si la perdía, no podría afrontar los gastos derivados de mi negligencia ante la inmobiliaria.

Preso en esta insólita situación, ya no sabía si buscar a un exorcista, a un domesticador o a un loquero de casas, porque lo cierto es que no sabía dónde hallar a alguien con experiencia en estos trastornos.

Ya desistía de mi búsqueda, resignado a mi desventura, cuando ideé una solución. Decidí aprovechar los dones de la vivienda y convertirla en una atracción turística como casa encantada, pensando que, si bien no me procuraría paz, al menos si podría darme algunos créditos con los que descontar penas de alquiler.

Mi proyecto resultó ser tan exitoso que, de no ser porque la agencia me desalojó por explotación indebida, me hubiese quedado vagando eternamente en esa morada.

#surrealismopuro

La purga

LA PURGA

Me persiguen los medios. Me buscan en las coordenadas de los mapas. Los controladores aéreos y los marítimos. Nadie lo entiende. En las noticias no se habla de otra cosa. Algunos geólogos mencionan desplazamientos terrestres. Todos defienden sus improvisadas teorías. No es fácil escapar de los barcos, de los trenes, de los aviones, de las malditas carreteras. Soy una ciudad en fuga. Mis habitantes están desesperados. Llaman continuamente a sus familias. Estamos bien, les dicen. Sus localizadores están colapsados, mientras yo no ceso de escapar. No quiero ser Nueva York ni Nueva Jersey ni ninguna otra urbe. Sé que los ciudadanos pudientes buscarán la forma de escapar, sea en yates o en avionetas privadas. Por mi parte, no veo el momento de desparasitarme de ellos.

En cuestión de días solo me poblarán las gentes más humildes. Los que no tienen adónde ir ni nadie que los reclame. Creo que podré tolerarlos. Poco a poco se olvidarán de mí y mi recuerdo pasará a la historia como una leyenda. Solo entonces conseguiré mi objetivo: Ser una ciudad fantasma.

#surrealismopuro

Romper una piedra

Romper una piedra
amansarla con años
de ternura y abrir
su corazón en la noche.
Romper
muros de incertidumbre
con los puños.
No ver más allá de la dureza
fría del mineral.
Repetirse como un mantra
el objetivo de disparar
con las manos, con los ojos,
con la boca, con el cuerpo
y dejar
al corazón fuera.
Pero no.
No funciona.
Nunca.
Al final la sangre cuajada
imita a un bloque pero
no se convierte en piedra.

Agosto (IV)

Agosto es un mes cruel

empieza yéndose

como un burlesco

avatar de sí mismo.

Nada crece en agosto

bajo un sol que agoniza

solo las noches cuentan

verdades como puños

refrescando las muertes

que más nos han vencido.

hiel y vinagre

en el fondo del vaso

es el poso del hielo en la bebida.

Agosto no es un mes

no es una fiesta

agosto es la mentira de la vida.

Pídeme que escriba

Pídeme que escriba
no me pidas manteles
llenos de platos
plantas que morirán de hastío
fiestas llenas de gente solitaria
acomodos de nidos.
Pídeme que destape
mi frasco de las letras
y las deje caer entre mis dedos
en busca de un destino
que pronto olvidaré.
Pídeme que escriba.
Y yo escribiré sobre los árboles,
los postes, las murallas,
sacaré del armario
mi ruidosa letricia,
inventaré vocablos
desterraré gerundios, participios,
sembraré por el mundo
adverbios, conjunciones
vestiré de diario los pretéritos
regalaré sin miedo infinitivos.
Pídeme que escriba.
Y busca mis palabras por la casa
en servilletas, en papel de horno
en la contraportada de los libros,
sobre el aparador,
sobre las sábanas,
en constante derroche
y desatino,
guarda las que tú quieras para ti
y déjame escribir
libre y fecunda.

mvf©

Poesía también es esto

La arquitectura de mi cuerpo
intenta resetear sus ruinas
colorea las grietas cual si fuesen
alegres serpentinas de una absurda
celebración de la herida.
Gime en sus bisagras oxidadas
imitando un canto tan antiguo
que resulta casi inteligible.
Si yo fuese un animal de presa
rastrearía esta herrumbre de sangre
este óxido vital
que confunde al hocico más diestro.
Pero soy apenas un cuerpo formado
de otros cuerpos,
una cadena de articulaciones
que perforan la carne en el intento
de sujetar los huesos a su sitio.
Y basta.
Mi arquitectura nació vieja
remodelar este habitáculo es como
la metáfora que intenta
drenar el lodo de la ciénaga.
Si yo fuese un insecto
este pantano me sabría a un oasis
aún siendo el vertedero de mi lengua.
Reivindicad las ruinas, dice alguien,
empoderad el miedo y el destierro
pero no, que aunque la belleza del destrozo sea perfecta
y el corte inigualable
falta el núcleo que le de nombre a esto.

mvf©