Viento y arena

Escucha,

la vida corre calle abajo,

late en el silencio de la noche

y se estira en las ramas de los árboles.

Su matriz tiene el don de lo fugaz

en la eterna cadencia que nos roza

tus ojos son los lagos de mañana.

Y es el hoy

ese reloj de arena que desgrana

las horas fugitivas

el que juega a fingir que nos separa.

Invertidos reflejos de otros mundos

nos anclan a la tierra que pisamos.

Y no importa

que este tiempo de hoy nos desdibuje

porque somos los ecos de mañana.

Estamos, estuvimos y estaremos

porque nada sucede y todo pasa.

Agosto (IV)

Agosto es un mes cruel

empieza yéndose

como un burlesco

avatar de sí mismo.

Nada crece en agosto

bajo un sol que agoniza

solo las noches cuentan

verdades como puños

refrescando las muertes

que más nos han vencido.

hiel y vinagre

en el fondo del vaso

es el poso del hielo en la bebida.

Agosto no es un mes

no es una fiesta

agosto es la mentira de la vida.

Silencios

Segunderos de nada

componen los minutos

sueltas ramas de viento.

en brazos de los árboles

Sabes que no soy yo

quien ocupa este cuerpo

la víspera de tu nombre.

Música ciega de una larga noche.

#23/04/2023

Carta sin dirección

Estimado ingeniero de sistemas:

Quiero que sepas que he dudado mucho a la hora de escribir esta carta, entre otras cosas, porque desconozco tu dirección. He intentado buscar en Google sin éxito, y no es porque no aparezca tu nombre. Tus seguidores dicen de ti que estás en todas partes que eres aire puro, espíritu entre los espíritus, carne entre la carne. Vaguedades todas, que no me indican un apartado de correos ni un lugar concreto en el que contactarte. Pero es Navidad, y estamos en un tiempo en el que las únicas cartas que llegan a nuestras casas son facturas, un tiempo en el que solo los niños escriben a santa Claus, papá Noel o a los Reyes Magos, metiendo sus cartas directamente en los buzones de los centros comerciales y mira, no. Yo soy una mujer mayor que quiere escribir una carta al hacedor de sistemas, de todos los sistemas operativos de este mundo nuestro, que parece funcionar por inercia pero sigue un patrón.

No tienes un teléfono, una red social o un canal de YouTube por más que nos venda la Iglesia que el canal para contactar contigo es la oración. Todos los organismos que conozco disponen de buzones de sugerencias o, al menos, de hojas de reclamación. Por eso te escribo. Cuando los pensamientos se ponen por escrito adquieren una fuerza mayor y eso hace que la gente lea. La gente lee para encontrar sus emociones en ese vuelco del viento en el que las palabras se esparcen. Entra en una librería o, quizás en una red social, porque quiere ver lo que está pensando y sintiendo el vecino, ese vecino con el que se cruza en el portal y con el que apenas intercambia un saludo de cortesía. Tan lejos y tan cerca. Casi como tú.

He decidido escribirte para pedirte un número de teléfono, un mail, una dirección. Y no quiero que me vengas con eso de que puedo encontrarte en cada uno de mis semejantes, en los surcos de la tierra o en las plantas que crecen. No. No quiero que me digas más que te busque en el lecho de los enfermos, en las cárceles que visite o las limosnas que de. Ni mucho menos quiero que me digas que te busque dentro de mí. Porque las jerarquías existen, no soy de dogmas ni de palabrerías, pero cualquier programa requiere a un programador (o programadora, que por no saber no sé ni tu género) y eso es lo que eres tú.

He leído muchas veces esa historia de que somos nosotras mismas (y/o nosotros mismos) quienes escribimos y elegimos el guion. Ya sabes, los orientales hablan del Karma y la reencarnación pero la memoria es fugaz y los cuentos múltiples, yo solo quiero una extensión telefónica, un número, un operador. El número de la esperanza, pero de verdad.

Se han ido muchos, y eso es lo único certero: que nuestro paso es ligero y temporal, que somos poco más que flores de un día, aunque soñemos con la inmortalidad. Por eso te escribo. Si hasta las hormigas y las abejas tienen una especie de memoria colectiva que les conduce a organizarse, si cada cosa creada tiene un diseño… ¿Dónde está tu firma? Ya sabes, la patente, digo. ¿Te has planteado alguna vez que alguien quisiese piratear tu obra? ¿Tienes acaso una copia de la creación? En un mundo tan localizado ¿puede perderse un alma y no volver más?, ¿es que ningún sindicato de almas dispone de línea directa con el creador?

No es por nada, venerable ingeniero de sistemas, pero hasta la CIA tiene sus claves de identificación. Ya sé que puedo encontrarte en cualquier parte, pero estamos en Navidad, y es la época de los prodigios. La leyenda dice que el espíritu se hizo carne y habitó entre las gentes, también dice que el pasado siempre vuelve y el mañana nunca llega, que el tiempo no existe y que todo es una percepción. Se dicen muchas cosas, venerable ingeniero. Estaría bien un teléfono para preguntar qué ha sido de nuestros allegados. Es una crítica constructiva, no te lo tomes a mal.

No quiero aburrirte más de la cuenta, dicen que lo sabes todo, pero necesitaba escribirlo, ya ves. Se escriben pocas cartas hoy en día, sé que te llegará esta porque tienes muchos contactos, aunque no sepa escribir la dirección.

#cuentosdeNavidad

Hoy para ayer

Trescientos noventa días

para aprender a redefinir lo inaprendido,

lo inaccesible

y saber

que no hay día ni noche capaz

de contener lo incontenible.

La no fiesta convertida en no olvido

que es como un cuerpo en vertical

precoz interrogante ante una lluvia

que empapa y no se ve.

Va siendo hora de quererte en el vacío

en el hueco del tiempo

en el envés

como quien borda hilos invisibles

o aprende a andar sin pies.

Sé que no importa ahora

y sin embargo

el hoy toma su espacio, crece, llora,

se desdobla a sí mismo en el ayer.

01/09/2022

#noSesenta

1/09/2022

Los otros pájaros

Algunos árboles crecen en el cielo.

Arraigan por entre las nubes

y asoman sus largas ramas los días de viento.

En ellos se columpian los pájaros descarriados.

Los que han perdido el norte y el sur,

los que vuelan muy alto en la lluvia

y suben por encima del temporal.

Llegan cansados. A veces sin un ala,

Incluso sin las dos.

Tienen el tiempo justo de asirse a esa rama

que brota desarraigada de la tierra,

anclada únicamente de la intención.

Son los pájaros que no cantan.

Que miran en silencio a otros pájaros descarriados,

viéndolos caminar al revés,

buscarse en todos los espejos,

volando hacia la noche para encontrar el sol.

Son los pájaros que no tienen cobijo

y no siguen a los demás

porque su brújula no conoce límites

 y solo saben anidar en el corazón.

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La palabra omitida

Cansancio es una palabra que no se pronuncia.
Cuando declina el día y los laureles se tornan en cenizas,
Cuando se seca el agua de la fuente
y las manos excavan en su lucha
de encontrar el vergel en otro cauce
de abrir senderos donde surgen ruinas.
Cansancio es un sonido impronunciable
que el afán de la vida no permite.

Cuando los sempiternos petirrojos
abren sus alas oteando brisa
y chocan con los cables de las torres
de tensión sin que la gran bandada
cambié un milímetro su ruta,
cuando despunta el día en la ventana
sin saber de la noche, lenta, oscura,
cuando las manos se abren a la nada
cansancio es la palabra nunca dicha.

Porque hay un mar esperando veleros
porque hay un norte al que orientar la vida
porque estamos aquí hasta que el viento
nos borre de un plumazo como borra
la duna que se eleva terca, efímera,
porque nacimos para ser heridos
y curar con la sal nuestras heridas,
porque la tierra espera a ser labrada,
y las naranjas brotan encendidas,
porque el vientre del mundo es fértil, joven,
y contiene las almas aún dormidas,
porque el impulso sigue hacia adelante
cansancio es la palabra más inútil.

MVF

Fíos no camiño

Un poema en galego-castelán

FÍOS

Seica fomos de neve,
folerpas ateridas,
leves corpos de auga
que se funden
a beira do camiño.
Seica fomos de sal,
corpos de vento,
beizos resecos e feridos
que entreabertos buscaban outros beizos
para adquirir sentido.
Seica fomos de soños,
corpos rotos,
cachos de almas sen tino
onde o fogar se chama ventre, nai,
e vivimos durmidos.

MVF

HILOS

Quizás fuimos de nieve,
cuerpos estremecidos,
leves cuerpos de agua
que se funden
a la vera del camino.
Quizás fuimos de sal,
cuerpos de viento,
labios resecos y heridos
que entreabiertos buscaban otros labios
para adquirir sentido.
Quizás fuimos de sueños,
cuerpos rotos,
trozos de almas sin tino
donde el hogar se llama vientre,
madre, y vivimos dormidos.

Manuela Vicente Fernández

Imagen: retrato realizado con hilos y clavos del artista Kumi Yamashita
(http://kumiyamashita.com/portraits)

Retrato artístico con hilos y clavos realizado por el artista Kumi Yamashita